El dracúnculo es un verdadero gusano: se trata de un nematodo helminto cilíndrico, de nombre Dracunculus medinensis que se encuentra en aguas contaminadas y, que al ingerirlas, la penetración del parásito en el organismo es causante de la dracunculiasis.
El ciclo de trasmisión se inicia en el agua, pues los personas suelen tratar de aliviar el dolor sumergiendo en ésta la parte infectada donde las zonas ulcerosas expulsan repentinamente miles de larvas, medio en el que pueden vivir varios días con gran movilidad. Cuando esto ocurre en fuentes de agua al aire libre (estanques, pozos poco profundos) la larva es ingerida por una pulga de agua (Cyclops), donde se desarrolla y se vuelve infecciosa en un plazo de dos semanas.
Cuando la gente bebe el agua contaminada, cosa muy frecuente en países africanos donde ésta escasea, contrae la enfermedad cuya trasmisión es masiva debido a lo necesario que es para el ser humano el líquido elemento, aunque carezca de garantías higiénicas.
Las zonas rurales son siempre las más afectadas, pues la accesibilidad de sus habitantes a fuentes de agua no es fácil y sus niveles de educación y conocimiento del gusano son mínimos, por lo que ingieren aguas insalubres, fáciles conductoras de la enfermedad.
No existen medicamentos o vacunas preventivas aunque se puede hacer frente a esta patología filtrando el agua que se ha de beber con filtros de tela (coladores), no mantener sin zapatos.